Si visitas la región, encontrarás ejemplos perfectos para comprender la importancia de la huella que ha dejado la tradición de l’arte del vidrio en Umbria. Para que te hagas una idea, échale un vistazo a las vidrieras de las cúpulas de Orvieto, Perugia y Todi. Todos los trabajos de los maestres locales se desarrollaron principalmente gracias a dos importantes polos deeste tipo de artesanía: Piegaro y Perugia.
Ya a finales del siglo XIII Piegaro proveía la mayor parte del territorio regional con productos y materias primas, y pronto se convirtió en un gran centro de elaboración de vidrio coloreado, el mismo que se utilizó para construir las vidrieras de la Catedral de Orvieto en la primera mitad del siglo XIV. Algunas técnicas de coloración fueron inventadas aquí antes de hacerse famosas en Venecia y Murano. Desde entonces, la historia del vidrio de Piegaro no ha cesado y hoy la Vetreria Cooperativa Piegarese es una de las mayores industrias del sector en Italia y Europa. Si pasas por este pueblo encantador, después de visitar el edificio de la antigua fábrica de vidrio que ahora alberga el Museo del Vidrio, tienes que comprar el típico Fiasco di Piegaro. Se trata de una botella panzuda de varios tamaños envuelta en un revestimiento de paja hábilmente trenzada a mano que se obtiene de una planta de pantano local llamada «scarcia«.
Si nos trasladamos a la capital encontraremos rastros de un personaje que puede ser considerado un símbolo de la tradición de l’arte del vidrio en Umbria. En la segunda mitad del siglo XIX, Francesco Moretti fundó en Perugia un laboratorio de investigación de las antiguas técnicas de la pintura sobre vidrio, llevadas a cabo a lo largo de los años y que se pueden admirar en el Duomo de Perugia y de Todi. Francesco Moretti también fue encargado en 1862 para restaurar en su ciudad todos las delicadas vidrieras de veintitrés metros de altura dela Basílica de Santo Domingo, una de las vidrieras góticas más grandes del mundo. Esta maestría fue transmitida en la familia, dando lugar a una tradición única que durante dos generaciones ha sido perpetuada sólo por las mujeres de la casa. En el museo del Etudio Moretti Caselli, situado en el edificio que alberga el histórico taller desde 1895, se puede aprender más sobre la historia de esta familia y admirar algunas de sus obras, como el radiante retrato de la reina Margarita de Saboya, realizado por Francesco Moretti en 1881.